Los dos pueblos se separaron, pero mantienen una relación cordial. Fue un divorcio ejemplar.
Hace 35 años, tuvo lugar uno de los acontecimientos más significativos por su novedad tras el fin de la Guerra Fría. La que fuera la República Socialista Soviética de Checoslovaquia se disolvería de forma pacífica, y con el apoyo de la mayoría de sus ciudadanos, en las actuales República Checa y Eslovaquia.
A la Revolución de Terciopelo que puso fin al gobierno comunista le sucedió un divorcio homónimo que puso fin al Estado nacido en 1918 sobre las cenizas de la Gran Guerra. Este divorcio consensuado fue un ejemplo de civismo y transición para Europa y el mundo. Prueba de ello, es la buena relación que aún conservan hoy ambos Estados y pueblos.
35 años después, la Fundación Disenso recuerda en una nueva nota, de la mano de nuestro jefe de Estudios Ricardo Ruiz de la Serna, los entresijos y trasfondos de este Divorcio de Terciopelo de Checoslovaquia.