‘Abuelo made in Spain’: 55 años de un clásico popular contra el desarraigo

‘Abuelo made in Spain’: 55 años de un clásico popular contra el desarraigo

El carismático actor cómico Paco Martínez Soria, a las órdenes de Pedro Lazaga, destapó conflictos profundos de la sociedad española.

Miguel Delibes, uno de los grandes escritores españoles del siglo XX, denunciaba que “el ruralismo ha pasado a la historia en el momento en que la televisión ha sustituido al abuelo. El abuelo antes contaba historias y los nietos le escuchaban boquiabiertos. Hoy día el abuelo no tiene nada que contar, sino que también tiene que mirar la televisión”. Es una reflexión clave al analizar Abuelo made in Spain (1969), una comedia agridulce que trata sobre cómo un anciano de la Huesca rural contempla a sus tres hijas marchar rumbo a la ciudad, sufre su olvido durante quince años y sólo vuelven a pensar en él cuando la crianza y la soledad les desbordan. Entonces le piden ayuda y su padre se muda a la capital. 

La cinta tiene está fechada en 1969, así que estamos en plena explosión contracultural. Incluso sale un grupo ye-yé de la época, Los Gritos, donde los nietos del protagonista interpretan su éxito “Veo visiones”, guiño a la cultura psicodélica. La película incluye una subtrama donde uno de los nietos se confunde creyendo que Martínez Soria comparte su afición a las drogas y, tras una serie de rebotes, este termina en comisaría. El contraste entre los valores hedonistas de la sociedad de consumo y el tradicionalismo del protagonista es la fuente de muchas de las situaciones entre incómodas y entrañables, un terreno donde Paco Martínez Soria se mueve como pez en el agua. La dirección de Pedro Lazaga se traduce en una cinta fresca y dinámica, disfrutable también hoy, ya que todavía subsisten muchos de los problemas que denuncia.

Resulta milagroso que estas películas se sostengan tan bien su visionado actual, ya que se hicieron en condiciones de gran precariedad. El director, Pedro Lazaga, solía estar tan pendiente de hacer dinero que se repartió entre demasiadas producciones, no dejando apenas tiempo para cuidar los detalles (como ejemplo extremo: en la temporada de 1972 dirigió nada menos que siete películas). Hablamos de un hombre nacido en Tarragona en 1918, que desde muy joven ya militaba en el bando republicano. Cuando estos pierden la guerra, le internan en un campo de trabajo y después decide apuntarse a la División Azul para “limpiar expediente” y tener más posibilidades de supervivencia laboral en la durísima posguerra.

A pesar de las prisas, Lazaga logró hilar una trayectoria notable, donde destacan Vente a Alemania, Pepe (un retrato de la emigración española), La ciudad no es para mí (uno de los grandes taquillazos de la historia del cine español) y la aclamada Trampa para Catalina (con una Concha Velasco en plena forma). Paco Martínez Soria encarna seguramente el último momento de ingenuidad del cine español más taquillero. Entre los 50 y los 70, Madrid dobló su población y tomaron protagonismo los barrios periféricos como escenario del desarraigo más crudo. En los ochenta llega el cine quinqui, donde los nietos de personajes rurales como los que interpretaba Soria se ven abocados al crimen, el paro y la adición a las drogas, que llegan a su cénit mientras la España guapa del felipismo gana dinero a manos llenas.

En Abuelo made in Spain encontramos a un Martínez Soria capaz de sacar todo su jugo a su personaje clásico: un anciano insobornable con valores antagónicos a los del mundo moderno, pero tan seguro de sus principios que no teme aplicarlos de manera pública y tajante. Ya lo comentamos en un artículo anterior, titulado El humor español como antídoto de la corrección política. El profesor e Historia Ernesto Pérez Morán lo describió en su ensayo Comedia popular: la tragedia del tiempo (Laertes, 2022). “A la izquierda le cuesta digerir un arquetipo muy popular: del hombre genuinamente español, portador de las supuestas virtudes de la raza, que se resiste a la modernidad a brazo partido”. Otras mutaciones de este antihéroe son algunos los personajes interpretados por Alfredo Landa, Manolo Escobar, Mariano Ozores y el legendario dúo Pajares y Esteso.

Al menos tres generaciones de españoles vieron en familia estas películas, dando pie a muchas risas, pero también a preguntas sobre el funcionamiento social del país. Dejaron de emitirse con la llegada de la democracia, que buscaba contenidos más modernos, pero el gran público nunca las olvidó. ¿La mejor prueba? Más de 30 años después de su estreno en cines, en el año 2000, Abuelo Made in Spain fue emitida en el primer canal de Televisión Española, donde obtuvo más de cinco millones de espectadores y alcanzó el puesto 33 de las películas más vistas en la década (2000-2009), así como el primero a nivel nacional. Durante el siglo XXI, este tipo de cintas populares, pero poco prestigiosas fueron disfrutadas de nuevo por millones de personas en espacios televisivos tipo Cine de barrio.

Las comedias de Martínez Soria siempre se han considerado productos frívolos, toscos y prescindibles, cuando en realidad tratan sobre las dinámicas centrales de la época. Casi todas, sino todas, figuran de manera destacada en la categoría peyorativa de ‘españoladas”, que certifica la distancia de nuestras élites culturales con la producción nacional. Abuelo made in Spain podría ser el reverso cómico de algún clásico del neorrealismo italiano y también de nuestra Surcos (1951), la obra maestra de José Antonio Nieves Conde sobre la desintegración de una familia rural que termina machacada por la crudeza de la capital de España. Los sociólogos del futuro tendrán que recurrir también a las comedias de Martínez-Soria para comprender los conflictos sociales de las clases media y baja en el siglo XX español.

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