Instituto Confucio: un riesgo para la soberanía, la seguridad y las libertades

Instituto Confucio: un riesgo para la soberanía, la seguridad y las libertades

Los Institutos Confucio son entidades que están vinculadas al Partido Comunista Chino y se presentan como centros de enseñanza para el aprendizaje y el intercambio cultural, pero en realidad son una pieza clave del lavado de imagen del régimen.

Los Institutos Confucio (IC) son una de las principales iniciativas de propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh) en el extranjero desde su creación en 2004. Dichas entidades están vinculadas oficialmente al PCCh y se presentan como centros de enseñanza para el aprendizaje y el intercambio cultural, pero en realidad son una pieza clave del cambio y lavado de imagen del régimen. En estas instituciones instaladas en Occidente, el PCCh es quien determina qué se enseña y qué no, es decir, el contenido es aprobado oficialmente desde China y bajo la supervisión y aprobación del PCCh. Se ha demostrado que estas escuelas son una plataforma para adoctrinar a los estudiantes con la versión distorsionada del Partido sobre la propia historia, la cultura y los temas de actualidad, mientras se evita completamente y se censura cualquier mención de las violaciones de los derechos más esenciales, las libertades, las masacres históricas y las persecuciones étnicas o religiosas.

El IC promueve aspectos superficiales de la cultura china como la gastronomía, el corte de papel, la vestimenta o la decoración de máscaras, y, en ocasiones, incluso llega a mezclarlos con la cultura del Partido, como el caso de las artes marciales. Sin embargo, los aspectos espirituales y religiosos de la cultura tradicional china, que son la base de 5000 años de civilización, suelen quedar relegados o son obviados por completo en los programas educativos. Por otro lado, el IC no enseña chino tradicional (usado en Taiwán, Hong Kong, Macao y en comunidades de ultramar), sino chino simplificado. El chino simplificado carece de connotaciones culturales más profundas presentes en los pictogramas o ideogramas chinos, lo que se traduce en una incompleta enseñanza del idioma chino a todos sus alumnos.

En los últimos 10 años, China ha gastado 2000 millones de dólares para establecer y financiar 500 Institutos Confucio y 1000 Aulas Confucio en todo el mundo. El programa está dirigido a estudiantes de todas las edades. Además, a diferencia de otros institutos de idiomas, los IC se adhieren a universidades, colegios e instituciones, obteniendo acceso a los estudiantes y un sello de credibilidad que favorece su blanqueamiento. De forma adicional, se localizan e instauran en espacios públicos que son cedidos por instituciones españolas en acuerdos ventajosos para el régimen chino, sin que exista ninguna reciprocidad homóloga en China respecto de las iniciativas de desarrollo cultural de cada país.

Por ejemplo, en Pekín el Instituto Cervantes no radica ni está instalado en ningún centro público chino, sino en un edificio privado sufragado por los impuestos de los españoles. Aquí, sin embargo, les dejamos nuestros centros públicos, consiguiendo con eso dar una mayor credibilidad a su enseñanza, al venir avalada por las propias universidades o institutos públicos de España, generando una clara ventaja competitiva frente a otras iniciativas de enseñanza del chino más completas, como es el caso de Taiwán.

Generar el apoyo y la confianza de las instituciones es uno de los mayores objetivos del PCCh, porque eso le abre las puertas de la certidumbre del estudio del chino a todos los estudiantes. Además, en algunos casos la enseñanza impartida por los IC se incluye dentro del currículo específico del programa educativo público, algo impensable en China con nuestro Instituto Cervantes.

Así, durante la visita de Hu Jintao a Madrid en 2005, se firmó un acuerdo (BOE-A-2006-2098) que estableció que el equivalente al Instituto Cervantes en Pekín sería el Centro Cultural de China en Madrid (Gral. Pardiñas, 73), pero no se hace ninguna mención al IC. A pesar de ello, Casa Asia sí forma parte del IC de Madrid y Barcelona.

Muchas escuelas, institutos o universidades ven a los IC como una fuente potencial de dinero y una manera de conseguir más estudiantes de chino. Algunos, sin embargo, tienen serias preocupaciones por lo que suponen las violaciones de derechos fundamentales (como la censura del profesorado, la calidad limitada en la enseñanza del idioma y, sobre todo, el adoctrinamiento y blanqueamiento de la dictadura del PCCh). De este modo, más de 120 instituciones han cerrado sus IC por diversas causas, 19 de ellas en Europa.

En España actualmente existen 8 IC, más de 10 Aulas Confucio y más de 60 centros asociados a los mismos. Además, existen planes para abrir dos más en la Universidad de Sevilla (en un espacio cedido por el Ayuntamiento) y en la Universidad de Salamanca (en el Torreón de los Anaya).

Los IC y Aulas Confucio en España están controlados por la CLEC Spain Office (C/Isabel II 26, Boadilla del Monte), que a su vez depende del Center for Language Education and Cooperation afiliado al Ministerio de Educación chino. También participa la Fundación Internacional de Educación del Idioma Chino, que tiene su sede en la Universidad de Lengua y Cultura de Pekín.

El IC en Madrid se sitúa en el IES Beatriz Galindo, el de Barcelona en la Casa de la Misericordia del Ayuntamiento, el de Valencia en la Universidad de Valencia, el de Zaragoza en la Universidad de Zaragoza, el de Granada en la Universidad de Granada, el de Toledo en la Universidad de Castilla-La Mancha, el de León en la Universidad de León y el de Las Palmas en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Las Aulas Confucio de Andalucía se sitúan en varios IES y CEIP, y pueden constituir una posible conducta ilícita y vulneraciones de derechos esenciales, dado que se impartiría chino curricular en algunos casos sin que los profesores hayan pasado por oposición, como ocurrió en Valencia. En todos estos centros, se calcula que más de 12.000 estudiantes españoles cursan chino, con más de 100 profesores enviados desde China con el propósito de impartir clase al mencionado alumnado.

Los riesgos que implican el establecimiento de los IC en España dentro de nuestras instituciones incluyen la censura, autocensura (caso de Madrid), propaganda en libros de texto y eventos (caso de Barcelona), discriminación en la contratación del profesorado, cumplimiento de leyes chinas, violación de leyes españolas (en Valencia y posiblemente Andalucía), desaparición de departamentos de chino preexistentes o riesgos para la seguridad nacional. En 2019 uno de los casos de espionaje más sonados fue el del profesor Xinning Song, director del IC de Bruselas.

Es de extrema preocupación y gravedad que el profesorado sea propuesto de forma exclusiva desde China (aunque se apruebe en el país occidental), donde previamente ha sido seleccionado y, como es lógico, censurado en base a sus creencias políticas (adhesión al PCCh) y creencias espirituales. Debe pasar todo un proceso previo para analizar la “idoneidad” de afinidad plena al Partido para poder ser candidatos a profesor en Occidente. Esto choca frontalmente con la autonomía y libertad de pensamiento universitaria de Occidente y más concretamente de España, donde nos encontramos que el profesorado ha sido censurado y seleccionado por una dictadura, y es ese profesorado quien, en contra de los principios esenciales de la autonomía universitaria, impartirá clases a nuestros alumnos en España, con plena sumisión a los criterios seleccionados en China y donde impondrán la censura en temas que consideren que perjudican la imagen del PCCh.

Por ejemplo, durante los primeros años de establecimiento de los IC, la Universidad San Pablo CEU de Madrid cerró uno de sus programas. En 2011 el TSJ de Valencia impidió la apertura de Aulas Confucio (STSJ CV 10497/2011), y en 2019 la Universidad del País Vasco cerró su Aula Confucio. La Universidad de La Rioja no quiso abrir un aula hace unos años. En 2023 cerrarán dos IC en Europa, uno en Helsinki y otro en Lieja.

Algunas medidas para cerrar o disminuir la influencia de los IC pueden incluir la retirada de financiación a los organismos que los acojan, la no renovación de la cesión de espacios públicos al IC, abrir investigaciones, cooperación con el CNI, denegar visados a miembros del PCCh (los codirectores chinos de los IC suelen ser miembros de dicho partido), crear programas de chino propios o reconocer también oficialmente los exámenes TOCFL y CCCC de Taiwán en las diferentes regiones de España, como ya hizo Aragón.

Descargue el documento en el siguiente enlace.

20230622_Blog-2

Entradas Relacionadas