Amando y España

Amando y España

Lector de obras norteamericanas críticas con el marxismo en las cuales venían diluidos componentes positivistas y funcionalistas, De Miguel, que cifraba en la energía atómica muchas de sus esperanzas de desarrollo humano, atacaba ya el par burguesía/proletariado.

En su obra Telebasura y democracia, Gustavo Bueno, que al igual que Amando de
Miguel impulsó la Fundación DENAES, el filósofo riojano analizó los nexos entre la tecnología
de la llamada con desdén caja tonta y la ideología operante en las democracias de mercado
pletórico. El libro reconstruye los cursos paralelos seguidos por los dos sustantivos que, unidos
por la copulativa «y», componen su título. El reciente fallecimiento de Amando de Miguel ha
hecho desaparecer a una de esas figuras televisivas que acompañaron el curso de un régimen
democrático cuya verdad, parafraseando a Gil de Biedma, «desagradable asoma».


Nacido en la localidad zamorana de Pereruela en plena Guerra Civil, Amando de
Miguel deja una extensa y variada obra de la que daremos algunas pinceladas. En 1958,
publicó varios artículos en Marzo. Órgano Nacional de las Falanges Universitarias. En el
titulado «Materialismo Histórico y Dialéctico» abordó la dicotomía omnipresente en los años
de la Guerra Fría. En su escrito, crítico con las dos especies de materialismo, don Amando se
distanció de las fórmulas simplistas empleadas por los que calificó como «anticomunistas de
tela de cebolla». Un mes más tarde, apareció «¿Hacia una sociedad sin clases?». Lector de
obras norteamericanas críticas con el marxismo en las cuales venían diluidos componentes
positivistas y funcionalistas, De Miguel, que cifraba en la energía atómica muchas de sus
esperanzas de desarrollo humano, atacaba ya el par burguesía/proletariado con argumentos
de este tenor: «hoy no cabe hablar de la burguesía como un todo, como un absoluto
romántico, y menos aún del proletariado y mucho menos todavía de la paulatina absorción por
éste de las “clases medias”».


La publicación de esos artículos, escritos sobre el trasfondo un particular tiempo de
silencio, el nuclear, sirve para ilustrar hasta qué modo Amando de Miguel manejó documentos
y datos de lo más variado. Un flujo de información que rompe la caricatura que presenta al
franquismo como un tiempo de hermetismo y ensimismamiento. La propia trayectoria del
sociólogo así lo acredita. Un año después de la aparición de esos trabajos, España, ya en la
órbita estadounidense, aprobó el Plan de Estabilización que puso punto y final a una autarquía
que no fue tal, pues durante esa década desembarcaron en nuestro país diversos proyectos
económicos, armamentísticos y culturales que sentaron las bases de una democracia
homologable con un entorno, el europeo, al que tanto desde el franquismo como desde los
movimientos antagonistas, no digamos desde las filas secesionistas que ven en Europa la
estación término para olvidarse del yugo español, se trataba de acceder.


Fue en ese contexto en el que creció la figura de Amando de Miguel, pues la sociología
se convirtió en compañera inseparable del régimen partitocrático español, ya sea para
conocer los gustos e inclinaciones del consumidor que vota periódicamente ya para orientar su
libre decisión ante las urnas. Formado en las universidades de Madrid y Columbia, mundo, el
universitario, al que dedicó varios libros, el autor de Homo Sociologicus Hispanicus se afincó,
durante la segunda mitad de los años 70 en la Barcelona que lanzó a Vargas Llosa y a García
Márquez. Allí, según propia confesión, respiró un ambiente menos cargado que el que
gravitaba sobre el Madrid ministerial. Sin embargo, también allí pudo comprobar hasta qué
punto la Cultura, esa que Unamuno escribía con K, constituía una poderosa herramienta, una
palanca en términos actuales, capaz de fracturar una sociedad cuyos dirigentes transitaron
desde un abierto racismo a un supremacismo menos racialista y más acorde con los tiempos.

En 1981, su firma al pie del Manifiesto de los 2.300 fue la antesala de su abandono de
una Cataluña en la que, tras la cristalización, bendecida desde Montserrat, del grupo Cristianos
Catalanes, emergió la figura de un Jordi Pujol que dejó por escrito su profundo sentimiento
xenófobo. Xenófobo pero lúcido, pues el cabecilla del clan familiar aficionado a transportar
misales a Andorra sabía perfectamente que la lengua, acaso con la bíblica Babel como
referente, es una potente arma divisora. Después de un confesado periodo de comprensión
hacia las reivindicaciones lingüísticas, Amando de Miguel, como tantos otros, conoció el
verdadero rostro de un catalanismo tan hispanófobo como hábil en el manejo de
trampantojos.


Probablemente de aquella traumática experiencia nació en el autor de Los españoles
bonitos un mayor interés por la lengua española, a la que dedicó numerosos trabajos de
madurez. Dicha preocupación corrió paralela a su implicación en asuntos más estrictamente
políticos que sociológicos. Desde los inicios de la puesta en marcha de la Fundación DENAES,
Amando de Miguel colaboró en las actividades impulsadas por dicha plataforma. La
politización o, por mejor decir, repolitización, en la primera década del presente siglo, del
considerado padre de la sociología española, vino motivada por las políticas impulsadas por
Rodríguez Zapatero de las cuales es continuador Pedro Sánchez. Amando de Miguel escribió,
sobre todo en prensa, contra el proyecto de balcanización de la nación española impulsado por
la socialdemocracia con domicilada en Ferraz. Su alineamiento con los postulados de DENAES
le llevó a vincularse al partido Vox, al que consideró la única opción viable de salvaguardia de
la soberanía nacional hoy nuevamente amenazada bajo la fórmula discriminatoria de una
«España multinivel» que encubre privilegios y servidumbres. Su decidida defensa de la nación
española adquirió una mayor escala, una escala iberosférica, a partir de su integración en la
Fundación Disenso, de la cual fue patrono hasta su fallecimiento.


Amando de Miguel ha muerto, pero deja tras de sí una ingente obra, una variada
colección de catas estratigráficas a las que ha de acudirse para acceder a instantes puntuales
de la sociedad española pero también a invariantes y líneas inerciales de la España de las
últimas seis décadas en las que se dio el éxodo rural, el autootorgamiento de la Constitución
«de nacionalidades y regiones», el ingreso en el club europeo y la llegada de ideologías
marcadamente identitarias a las que, a buen seguro, hubiera prestado atención.

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20230908-Blog

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