El asalto a la libertad y el nuevo orden mundial

El asalto a la libertad y el nuevo orden mundial

Los estados europeos han perdido peso internacional y la Unión Europea está siendo incapaz de actuar en la arena global, dejando espacio para que nuevos actores como Rusia o China impongan su modelo a otras naciones del globo, modificando la estructura de valores imperante y las instituciones que han dado forma al mundo libre.

La situación que nos toca vivir en la actualidad es, sin duda, compleja.  La Iberosfera transita al socialismo del siglo XXI con las victorias electorales que la izquierda ha cosechado durante este y el pasado año.

En Europa, sufrimos una guerra al este del continente resultado de una ilegítima invasión por parte de Rusia sobre el territorio ucraniano. Hace pocos días, se han movilizado las fuerzas armadas tanto de Serbia como de Kosovo, generando una nueva brecha que puede derivar en otro conflicto en los Balcanes.

Pero, si dirigimos la mirada hacia Oriente, la situación no es mejor. China avisa a los Estados Unidos sobre las consecuencias que podría traer para la estabilidad de la región la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán. Este país ha sido un ejemplo de libertad y desarrollo. También de transparencia, pues fue Taiwán la primera nación que alertó al mundo sobre la crisis del COVID 19 que hemos sufrido. Taiwán es, por desgracia, un estado olvidado por todos que lucha de forma activa por sobrevivir en el tiempo. Las maniobras militares que el Ejército Popular realiza representan una muestra de fuerza para todo aquel que intente desafiar el poderío chino en su área de influencia y una amenaza grave para la libertad en la región y en el globo.

En pocas palabras y como decíamos al inicio del escrito, la situación es compleja y evidencia el intento de potencias regionales y globales por alterar el orden mundial que nos ha tocado vivir durante la segunda mitad del siglo XX y las décadas iniciales del siglo XXI. Todo anterior pone en riesgo lo que hemos sido capaces de lograr, haciendo que peligren los valores occidentales comprometidos con la estructura de derechos y libertades de las personas y los mercados abiertos e interconectados.

Estamos asistiendo a un reordenamiento del poder a nivel global, mostrando las debilidades y flaquezas del hegemón de nuestro tiempo: los Estados Unidos. También, es evidente la pérdida de peso internacional de los estados que conforman Europa y de la propia Unión Europea. A pesar de las respuestas que se han dirigido desde Bruselas, esta es incapaz de actuar en la arena global, dejando espacio para que nuevos actores como China o Rusia impongan su modelo a un gran número de naciones en el globo, modificando con ello la estructura de valores imperante y las Instituciones que han dado forma al mundo libre.

¿Cómo sobrevivir en este ambiente tan hostil? Sin lugar a dudas, vamos a un mundo anárquico y de bloques. Debemos ser conscientes de lo que nos jugamos. Necesitamos defender con más ahínco la democracia liberal, el Estado de derecho y la libertad. Sólo así saldremos nuevamente adelante. Y para proteger lo anterior, es necesario que Occidente abandone agendas que han provocado e incentivado la situación que nos toca vivir. La igualdad jurídica debe prevalecer frente a las corrientes que observamos en la actualidad y que buscan regímenes de privilegio para cualquier minoría organizada de género o de otro tipo. La defensa de la libertad debe traducirse otra vez en la defensa de la propiedad, pues sólo así transitaremos nuevamente por el sendero de la prosperidad. Por último, pero no menos importante, debemos proteger nuestros intereses invirtiendo en una mayor seguridad y defensa para lo nuestro y para los nuestros.

Sólo así, siendo conscientes del valor de lo que hemos sido capaces de conseguir en Occidente, podremos librar el desafío que afrontamos en la actualidad y salir airosos de esta crisis global que nos está tocando vivir.

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