Cuba es expresión de la crisis que están sufriendo los países más comprometidos con la agenda del Foro de Sao Paulo
El pasado fin de semana miles de cubanos han salido a las calles de forma pacífica con un solo reclamo: Libertad. El régimen ha reaccionado solicitando a sus partidarios que tomen las calles con objeto de mostrar la fuerza de la revolución. La señal, suceda lo que suceda, es evidente. El hartazgo, la falta de oportunidades y la pobreza han despertado a un relevante porcentaje de la población. Personas que merecen todo nuestro respeto, pues se enfrentan a la dictadura más longeva y sanguinaria de la región iberoamericana.
La respuesta del Gobierno de la isla no se ha hecho esperar y se han realizado numerosas detenciones y varias acciones de represión contra la población. Cuba es expresión de la crisis que están sufriendo los países más comprometidos con la agenda del Foro de Sao Paulo. En este momento, podemos decir sin temor a equivocarnos que Cuba, Venezuela y Nicaragua son fincas gobernadas con mano de hierro. Dictaduras sin escrúpulos que luchan por sobrevivir. De hecho, lo que ha sucedido en Cuba este fin de semana tuvo lugar en Nicaragua durante las manifestaciones del año 2018 y en este momento, con más de 150 opositores detenidos e incomunicados. Ambos casos nos enseñan la ruta por la que transitarán los sistemas políticos en los cuáles gobierna la extrema izquierda. Allí donde tienen el poder, los izquierdistas profundizarán en el totalitarismo con objeto de tomar el control absoluto de la sociedad.
Iberoamérica debe vencer al comunismo si lo que desea es transitar hacia al desarrollo, edificando sociedades más justas, con clases medias fuertes. Pero en este momento, se necesita ejercer presión internacional sobre las tres naciones citadas líneas atrás. Es evidente que la política de sanciones impuesta por los Estados Unidos y por la Unión Europea no ha dado sus frutos. Se necesita un mayor compromiso a la hora de asfixiar financieramente a los Ortega-Murillo, a Maduro y sus secuaces y al Partido Comunista Cubano. Solo así, siguiendo el dinero y aislándoles, se puede contribuir a vencerles desde afuera.
Además de las dictaduras existentes en Iberoamérica, podemos observar dos situaciones en el resto de países. En primer lugar, aquellos que están a punto de modificar sus constituciones, con el riesgo que implica dicha acción. En segundo, existen estados gobernados por partidos de centro derecha o derecha que no están siendo capaces de responder a los problemas ciudadanos, preocupándose de agendas irrelevantes que poco importan a la ciudadanía y motivando con ello la presión por parte de las fuerzas del Foro de Sao Paulo.
Vencer al Foro en la región implica estrategias diferenciadas en función de la situación de cada país. ¿Qué acciones deberían tener lugar en aquellos países donde la izquierda no tiene el poder? Se contemplan dos escenarios. Aquellos en los cuales la izquierda está promoviendo una reforma constitucional para transitar hacia un sistema afín al diseñado desde el Foro de Sao Paulo; y aquellos en los cuales gobierna la derecha o el centro derecha. En los primeros, el camino ya está definido: La reforma constitucional. Lo anterior se observa en Chile (sumergido ya en el proceso y con una oposición debilitada) y en Perú, en caso Pedro Castillo ocupe la Presidencia del país. Los ciudadanos de ambos países deberían estar alerta, pues el contenido de la reforma probablemente conducirá a un sistema más socialista, que replique las medidas recomendadas por las dictaduras existentes en la región. En Chile, la Asamblea Constituyente tiene un año para presentar el borrador de Constitución. En Perú, todavía existe la posibilidad de no reformar la Carta Magna.
Por último, se encuentran los países en los cuáles gobierna la derecha. En este momento, estas naciones sufren importantes retos sociales y económicos y como se ha indicado, no parece que los gobiernos sean capaces de dar respuesta a los problemas de la población. La pandemia ha destrozado la economía de un gran número de familias y el descontento no ha dejado de crecer. Esta es la situación que se vive en Colombia, en Brasil o en países como Guatemala. Las legítimas protestas llevadas a cabo por varios grupos de la población, abren una ventana de oportunidad que ha sido aprovechada por grupos de izquierda con el objetivo de desestabilizar dichas naciones, provocando un cambio abrupto de gobierno. Los Gobiernos anticomunistas deben ser más eficaces a la hora de aportar soluciones, de lo contrario, la desafección generada facilitará la toma del poder por parte de la izquierda radical, profundizando con ello en la deriva totalitaria que sufre la región.
Hay una oportunidad para derrotar al Foro de Sao Paulo. Debemos reconocer la maldad inherente a las ideas comunistas que le sirven de guía. Solo así, mostrando la miseria, la falta de libertad y la erosión del Estado de Derecho a la que conducen sus propuestas, se puede parar la deriva dictatorial que sufre la región donde gobierna la izquierda. Solo así, se puede parar el círculo político vicioso que ha marcado la vida política iberoamericana durante más de veinte años.