Epistemología para supervivientes III: El neolenguaje y la muerte del amor

Epistemología para supervivientes III: El neolenguaje y la muerte del amor

Ahora la izquierda trata de hacer estas imposiciones ideológicas bajo la bandera de la desigualdad, el feminismo, el lenguaje artificial y la neolengua. El trasfondo de esto sería la herramienta necesaria para dividir y neutralizar el alma.

La izquierda está en recesión en Europa. La amplia victoria de Giorgia Meloni en Italia, o la victoria de la derecha en Bulgaria, son una evidencia. Pero, como el animal herido, los propagadores del izquierdismo acusan a la nueva estabilidad italiana y al ejercicio democrático de su pueblo de una vuelta al fascismo. Siempre los mismos tópicos. Sin embargo, la realidad nos muestra algo diferente: un gobierno estable y sólido de Meloni en Italia es ampliamente tranquilizador para los moderados; promete “el respeto a los compromisos de Italia como parte de la Alianza Atlántica” y “la plena adhesión a la integración europea”.

Pero, más allá está la voluntad del pueblo de Italia, algo que la nueva izquierda parece no respetar en absoluto. El cambio supone una estabilidad para Italia que afectará positivamente al conjunto de Europa y se espera una buena actuación de Meloni. Ella ha demostrado que entiende lo que está en juego y ofrece un nuevo rumbo para su nación. Son cada vez más los países que quieren una dirección distinta: Italia, Polonia, Hungría, Bulgaria. En Francia y en España atisbo que los que buscan un nuevo rumbo irán adquiriendo mayor relevancia.

Los ciudadanos queremos otros valores y “más realidad” que nos libere de los dogmas impuestos. El poder de lo real, en estos tiempos de conflicto, va a favor de los ciudadanos. Pero las pantallas, la propaganda, la neolengua, la imposición ideológica se nos resiste siempre. Llevan tiempo destruyendo todo lo que de natural hay en nuestras vidas: matando el amor, invadiendo la intimidad.   

Si recuerdan la cinta clásica “Doctor Zhivago” de David Lean, basada en la novela homónima de Boris Pasternak, en una escena muy central, su protagonista, el médico y poeta Yuri Andréyevich Zhivago (Omar Sharif), al regresar a Moscú tras la Gran Guerra y la Revolución Rusa, encuentra su casa ocupada y expoliada.

Ante la angustiosa situación y la escasez en la que vive, sale a buscar unas maderas para calentarse y es descubierto por los comisarios políticos bolcheviques. En ese momento, aparece su medio hermano Yevgraf Andréyevich Zhivago (Alec Guinness), que es un alto oficial de la “Checa”.

Cuando se quedan a solas, Yuri se alegra de reencontrase con su hermano y le abraza. Tonya (Geraldine Chaplin), la esposa de Yuri es la única que percibe el peligro. Yuri le habla a su hermano espontáneamente acerca de sus ideas sobre el Partido y la Revolución, afirmando: Lo que vosotros hacéis, «extirpar la injustica», «es una operación delicada».

De alguna manera Yevgraf piensa, que Yuri podría unirse al Partido Comunista, hasta que éste le dice: «alguien debe mantenerse con vida mientras lo hacéis… alguien que viva». Ante esto Yevgraf piensa: «Temblé por él. Aprobaba nuestra actitud, pero por motivos tan sutiles como sus versos. Su beneplácito podía desvanecerse de la noche a la mañana».

Efectivamente Yuri se lo manifiesta: «no puedo aprobar esta noche algo que podéis hacer mañana». Yevgraf reflexiona: «él no lo sabía, pero vivía con la soga al cuello».

Justamente fue aquella actitud libre y espontánea ante los imperativos incondicionados del Partido lo que puso la soga en el cuello o el cañón de la pistola en la sien a millones de personas a lo largo del siglo XX.

El ideólogo conoce perfectamente que la actitud del poeta es la más peligrosa. Por eso Yevgraf le advierte a Yuri: «Tus poemas no gustan», y el poeta ingenuamente pregunta: «¿no gustan?, ¿a quién no gustan?, ¿por qué no gustan?».

La respuesta de Yevgraf es clara: «Son demasiado personales y narcisistas». Sin embargo, el médico y poeta no es capaz de atisbar la terrible verdad y es que en el nuevo régimen ya no hay un “quién”; no hay cabida para el “yo”, para el individuo, para la intimidad, para lo personal y lo propio.

Ahora es el abstracto impersonal erigido en demiurgo quien impone el devenir a la masa. Una ciega inercia que somete bajo un lenguaje artificial o neo lengua, que invoca a muertos y no a vivos. Porque la terrible verdad es que en su “extirpar la injusticia”, la revolución, no deja a nadie vivo.

Ahora es en nombre de la desigualdad, del feminismo, del generismo, y de otros sesgos ideológicos. Es la izquierda la que nos vuelve a intentar arrebatar la intimidad y la libertad. Bajo ella: el lenguaje del amor y el intimismo, la espontánea lengua de la pasión y los sentimientos, quedan cancelados.

Solo el plomizo lenguaje ideológico, ajeno y obligado por decreto, criminaliza su “no imposición”. La nueva izquierda sabe ahora (como entonces) que “los individuos son la realidad más importante” y por eso son el obstáculo que todo sistema revolucionario ha de vencer por necesidad… Como decía R. Scruton: “La inclinación del individuo por lo particular y contingente, su molesta tendencia a rechazar que otros piensen por él, su libertad de elección y los derechos y deberes mediante los cuales la ejerce, no son más que obstáculos para los revolucionarios que ponen en marcha planes quinquenales, hace un siglo y ahora: tomar las decisiones políticas evitando la participación de los individuos.”

Toda la neo izquierda, con el generismo como punta de lanza (y todos sus “ismos”), prefiere otro lenguaje, no el natural, el nuestro, sino el ajeno, el impuesto porque operan desde las sombras a través de “personas”, pero nunca con ellas, sino pasándolas por encima. Por eso, tanto ayer como hoy nos dice: “tu poesía no gusta”. Ni el lenguaje natural y llano de la gente corriente, de los ciudadanos de a pie que tratan de vivir sus vidas lo mejor y más dignamente posible.

Los conceptos que se utilizan en el diálogo y la conversación cotidiana facilitan los compromisos, los acuerdos y la coordinación pacífica de la acción, con personas que no comparten nuestros proyectos o inclinaciones, pero que, como nosotros, tienen necesidad de contar con su propio espacio.  

La neo izquierda y la ideología nos enfrentan y se alimentan del conflicto.

He aquí el trasfondo o esencia de la neo lengua, es la herramienta necesaria para dividir y neutralizar el alma: todo lo propio, lo íntimo, lo bello, lo verdadero, lo sencillo, queda triturado por la artificiosidad del lenguaje único.

Es la muerte del amor, porque si no hay amor, no hay alma.

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