La normalidad y sus enemigos

La normalidad y sus enemigos

Después de ocho años del progresismo de Woodrow Wilson, y de una ola feroz de anticonstitucionalismo, el republicano Harding ganó con el 60% de los votos.»

Es posible que «normalcy» (traducible por “normalidad”), término muy norteamericano y muy conservador, vuelva a la primera línea del vocabulario político. De hecho, los tiempos actuales exigen su regreso. No se puede vencer a algo con nada, así que cuando alguien pregunta: “¿Cuál es tu respuesta a la ideología woke?”, la contestación podría ser «normalcy”.


Ron DeSantis, gobernador de Florida, utilizó esta palabra con gran efecto en su segundo discurso inaugural del 3 de enero al afirmar que la doctrina woke adoptaba la “ideología de moda a expensas de principios perdurables”:


Esta ideología extraña, pero predominante, que hoy en día impregna las políticas públicas, pretende actuar en nombre de la justicia para los marginados, pero le da la espalda a las instituciones norteamericanas. Rechaza el mérito y el éxito, y aboga por el esencialismo identitario. Rechazamos esta ideología woke. Buscamos la normalidad, no las extravagancias filosóficas. No permitiremos que la realidad, los hechos y la verdad se conviertan en una opción. Nunca nos rendiremos ante la mafia woke. Florida es donde se va a acabar lo woke.


Yo mismo, que fui en otros tiempos redactor de discursos, pregunté entre las personas cercanas a DeSantis quién había escrito este. Me contestaron que lo había redactado el mismo DeSantis. En consecuencia, no fue un estudiante de historia que trabajaba en el anonimato en Tallahassee quien ha resucitado la normalidad. Es el propio gobernador, que acaba de ganar la reelección por 20 puntos.


Hay, por supuesto, usos no políticos de la palabra. Southwest Airlines, cuando canceló miles de vuelos en Navidad justo cuando la gente más necesitaba viajar, emitió una declaración que decía “estamos ansiosos por volver a un estado de normalidad”. Después del paro cardíaco que sufrió durante un partido, a principios de este mes, el jugador profesional de fútbol americano Damar Hamlim de los Buffalo Bills, el titular de un artículo de The Wall Street Journal rezaba «Una NFL sombría busca la normalidad”.


Ahora bien, estos usos tan sólo vienen a subrayar cómo la nueva normalidad se ha distanciado ahora de la normalidad anterior, más convencional. Ahora significa “normalidad después del caos”.


Después de todo, así es como el término se puso de moda. La palabra volvió a surgir durante la campaña de 1920 de Warren G. Harding, cuyo lema rezaba “Un retorno a la normalidad”.


Antes de eso, la normalidad había sido -digámoslo así- más normal. Grammarist dice que «normalidad» tiene siglos de antigüedad y muchas autoridades inglesas la consideran la forma superior y de ahí su valor”. La razón por la que “normalcy” suena familiar es porque en inglés, “por lo general, los sustantivos que terminan en «cy» provienen de adjetivos terminados en «t» como por ejemplo, pregnancy de pregnant, complacency de complacent, hesitancy de hesitant, mientras que los adjetivos terminados en «l» suelen tomar el sufijo «ity». Normalcy es el único término que se salta esta convención”.


Aquello funcionó para Harding. Después de ocho años del progresismo implacable de Woodrow Wilson, acompañado de una ola feroz de anticonstitucionalismo, el republicano Harding ganó por goleada con el 60% de los votos.

Matthew Continetti, en su obra maestra de 2022 sobre el Movimiento Conservador titulada The Right, dice que “Normalcy significaba un proceso de construcción nacional (“nation building”) en casa”. En su discurso inaugural, Harding prometió reducir las tensiones sociales, escribe Continetti. Harding expuso su compromiso con la expresión siguiente: “Nuestra tarea suprema es la reanudación de nuestra senda normal hacia adelante”.


El progresismo se desvaneció durante los siguientes diez años de normalidad bajo Harding, Calvin Coolidge y Herbert Hoover. “Los que criticaban la normalidad quedaron aislados”, escribe Continetti. La normalidad imperó hasta las elecciones de 1932, cuando se culpó a Hoover de la Gran Depresión y perdió ante Franklin Delano Roosevelt.


Pero, ¿qué tenía 1920 que hacía tan atractiva la «normalcy»? Casi cien años después, el comentarista político Jonah Goldberg observó que “Harding no solo estaba aprovechando la impopularidad de la Primera Guerra Mundial, también hablaba de las inquietudes de los norteamericanos ante la generalización de los conflictos internos durante la Era Progresista. Los disturbios raciales, la violencia laboral, los atentados terroristas anarquistas, el Terror Rojo, la Prohibición, la censura generalizada, la opresión política y los arrestos masivos también estaban en la mente de los votantes”.


¿Les suena?


Hace varios años que venimos atravesando un período de intensa agitación interna, con violencia política en ambos lados, aunque considerablemente más generalizada y de mayor duración en la izquierda. La censura campa por sus respetos, especialmente en las universidades. Y mientras tanto, las características raciales y sexuales, que son inmutables, se han convertido en auténticos campos de batalla. Así que DeSantis, que ha alcanzado la celebridad con su frase «lo woke se va a acabar» en el Estado de Florida, está recuperando la normalidad.


Ni que decir tiene que la ideología woke insistirá en que esa «normalcy» es opresiva y que la crearon los ricos y poderosos para conservar su riqueza y sus privilegios. La «normalcy» es “supremacía blanca” y “racismo sistémico”. Por tanto, es necesario desmantelarla.


A los que prometen un regreso a tiempos normales les corresponderá explicar que lo normal no lo escribe el hombre, débil o poderoso, sino Dios, o si se quiere, la Naturaleza. Como dijo William Blackstone, el filósofo del siglo XVIII que tanto influyó en los Fundadores de Estados Unidos, “ninguna ley humana tiene valor si es contraria a las leyes de la Naturaleza”. Los hombres no pueden quedar embarazados. Los menores no pueden consentir que se les ampute partes sanas del cuerpo. Estas cosas se burlan de la naturaleza humana.


Después del caos basado en la negación de la Naturaleza, en eso radicará la «normalcy».

Descargue el artículo original en el siguiente enlace.

Normality-and-its-enemies

Entradas Relacionadas