Taiwán y el mapa electoral iberoamericano

Taiwán y el mapa electoral iberoamericano

Taiwán se encuentra amenazado constantemente por el gigante comunista asiático, que intenta no solo intimidar a los habitantes de la isla de Formosa con la invasión de su espacio aéreo, sino también aislar diplomáticamente a esta nación.

Taiwán es una nación que lucha de forma activa por sobrevivir en un contexto internacional anárquico, marcado por la pérdida de relevancia de los Estados Unidos y por el ascenso de nuevas potencias globales. Entre ellas, su gran adversario, la República Popular China. Este pequeño país de treinta millones de habitantes se encuentra amenazado constantemente por el gigante comunista asiático, que intenta no solo intimidar a los habitantes de la isla de Formosa con la invasión de su espacio aéreo, sino también aislar diplomáticamente a esta nación, reduciendo el número de países que a nivel planetario reconocen a la misma.

El último ha sido Honduras, que hace apenas tres semanas reconocía -vía diplomática- a la República Popular de China, rechazando con ello a Taiwán y evidenciando la pérdida de poder del Gobierno de los Estados Unidos sobre el triángulo norte centroamericano. Xiomara Castro de Zelaya ha abandonado al Gobierno de Biden, ese que le respaldó durante la campaña electoral, apostando por el apoyo del Ejecutivo encabezado por Xi Jinping. El dinero de la China comunista llega puntualmente y Beijing no pregunta sobre cuestiones de corrupción, calidad de la democracia o Derechos Humanos. El Partido Comunista Chino solo busca lealtad política en la escena internacional y pagar con puntualidad. Lo demás es secundario.

Iberoamérica es clave para Taiwán, es ahí donde se encuentran el mayor número de países que mantienen relaciones diplomáticas y también los más importantes en términos de población y de producto interno bruto. Destacan sobremanera Paraguay y Guatemala. De hecho, la reacción de Taiwán visto lo sucedido en Honduras fue la de planificar una visita oficial a Guatemala, que tuvo lugar durante la pasada semana. El objetivo era claro: No perder un aliado estratégico y clave en la región. De ello depende la supervivencia del país.

Honduras no solo ha sido la única derrota que ha sufrido Taiwán en América Central, en el Caribe o en Sudamérica. Durante el siglo XXI y en la región, el país ha perdido el reconocimiento por parte de Dominica (2004), Granada (2005), Costa Rica (2007), Panamá (2017), República Dominicana (2018), El Salvador (2018), Nicaragua (2021) y la citada Honduras (2023). Lo anterior evidencia una victoria por parte de la China comunista y de sus socios, que han logrado favorecer una mayor presencia de las inversiones provenientes de Beijing gracias, muchas veces, al cambio electoral que se ha sufrido en alguno de los países citados líneas atrás.

Durante el año 2023, tendrán lugar dos elecciones de gran importancia para la supervivencia diplomática de Taiwán en la región. En abril, Paraguay enfrenta unos comicios marcados por denuncias de corrupción y por unos elevados niveles de descontento popular. La situación parece en este momento bajo control, pero todos sabemos que las elecciones en territorio iberoamericano pueden generar resultados inesperados cuando la desconfianza ciudadana es elevada y la credibilidad de las instituciones está por los suelos.

Lo mismo sucede en Guatemala, donde, por desgracia, una gran parte de la población ha perdido toda esperanza en sus instituciones. El país -el segundo PIB a nivel centroamericano y caribeño- afronta una campaña con unos elevados niveles de fragmentación social y electoral. Además, son muchos los actores que perciben -y denuncian- una fuerte “judicialización” de la política, resultado de las candidaturas vetadas para participar en la competición electoral. El mapa, para algunos estable, está plagado de incertidumbres. Taiwán, sea como fuere, debe estar muy atento a ambos procesos, pues de ello depende su instalación en el mundo. De ganar una fuerza de izquierdas, la probabilidad de una acción agresiva por parte de China y sus socios regionales con objeto de modificar la relación diplomática en favor de la potencia comunista será evidente.

Taiwán, reconocido en el espacio iberoamericano y caribeño por siete estados, debe apostar por la región. De hecho, debería ser más decidido a la hora de diseñar acciones contra aquellos que quieren expulsarle de Iberoamérica. Hablamos de las organizaciones que forman parte del Foro de Sao Paulo, en su mayoría socios preferentes de la República Popular de China. Taiwán debería estar más comprometido con la defensa de la democracia, el Estado de Derecho y la libertad en Iberoamérica. Solo así, el pequeño David podrá vencer a Goliat en una región que desea la estabilidad y la prosperidad para los suyos.

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