El peligroso camino del musulmán convertido al cristianismo

El peligroso camino del musulmán convertido al cristianismo

“Más musulmanes han abrazado la fe cristiana en los últimos treinta años, y concretamente en los siete o diez últimos años, que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad”, escribió Joel Rosenberg en 2008.

El ritmo de conversiones se ha intensificado desde entonces. En 2016, Uwe Siemon-Netto confirmó que “hay un fenómeno mundial en marcha: los musulmanes se están convirtiendo en masa a diferentes confesiones del cristianismo en todo el mundo”. De hecho, los misioneros cristianos han acuñado un nombre y una abreviatura para ellos: Creyentes de Origen Musulmán, o MBB (de sus siglas en inglés: ‘Muslim-Background Believers’). ¿Por qué se está produciendo esta tendencia, qué número de personas la conforman y cuáles son las consecuencias?

Históricamente, casi todas las conversiones que se producían eran de cristianos que se pasaban al islam y no al revés. Durante 1.400 años, el islam ha sido el “Hotel California” de las religiones (la canción de The Eagles que dice “puedes salir cuando quieras, pero nunca puedes irte”), ya que prohíbe a sus seguidores declararse ateos o pasar a ser miembros de otra fe, lo que desde el punto de vista del islam es equivalente. Esta actitud se remonta a los orígenes de la religión (un hadiz cita a Mahoma: “Al que cambia de religión, mátalo”), por lo que abandonar el islam es como unirse al enemigo y, por lo tanto, resulta equivalente a la traición. Además, vivir como un buen musulmán está bien considerado por la sociedad, ya que significa participar en el mantenimiento de la solidaridad comunitaria.

Así pues, los musulmanes apóstatas se enfrentan al rechazo de sus familias, al ostracismo social y a quedarse sin trabajo. Además, en los países de mayoría musulmana, sus gobiernos pueden perseguirlos, encarcelarlos, torturarlos y matarlos. Históricamente, los musulmanes no practicantes se han mantenido abrumadoramente dentro de los límites del islam; incluso las nuevas religiones derivadas del islam (la drusa, la nusayri/alauita, la alevi, la babi y la baha’í) hacen lo mismo y mantienen una relación complicada con este hecho. El patrón sigue en vigor: por ejemplo, con el Misticismo interuniversal (Erfan-e Halghe), una versión New Age del islam fundada en Irán por Mohammad Ali Taheri.

Como resultado, a lo largo de la historia se ha producido un goteo muy leve de musulmanes que se convertían al cristianismo. En una investigación del historiador de la Iglesia David Garrison, se recogen cinco movimientos de trasvase de musulmanes al cristianismo antes del siglo XX, y 69 movimientos de este tipo en solo los primeros doce años del siglo XXI. Al menos algunos de los primeros cinco movimientos se produjeron bajo coacción o para obtener un beneficio concreto. Los más destacados de entre los primeros fueron los moriscos en la España del siglo XVI, presionados para convertirse a la fe católica por sus gobernantes, también católicos. Como he explicado en otra ocasión, son muy escasas las ocasiones en que comunidades enteras se han convertido para obtener ventajas:

En la Rusia del siglo XVII, una norma que prohibía a los no cristianos poseer siervos llevó a la conversión de tártaros ricos, incluidos los antepasados de personalidades tan destacadas como el músico Sergei Rachmaninoff, el poeta e historiador Nicholas Karamzin y el novelista Ivan Turgueniev. En torno al año 1700, algunas familias gobernantes entre los musulmanes sunitas del Líbano se convirtieron al cristianismo para reforzar su posición política.

La invasión de Siria por Egipto en 1831-1841 fue una época de reclutamiento masivo cuando “todos los musulmanes sirios aptos fueron reclutados para incorporarse al ejército egipcio”. Yvette Talhamy explica:

Esto no fue bien recibido por la población local. (…) Mientras que algunos sirios optaron por huir del país o mutilarse para evitar el servicio militar obligatorio, otros se dirigieron a los misioneros y declararon su voluntad de profesar la fe cristiana, ya que los cristianos estaban exentos del servicio militar obligatorio a cambio de pagar un impuesto de exención. Los misioneros protestantes norteamericanos recibieron numerosas solicitudes para aceptar a drusos y a otros en su iglesia.

(Para desgracia de los conversos, esta estratagema fracasó, ya que fueron reclutados “sin importar si su conversión era real o fingida”).

La misma reticencia se mantuvo hasta hace poco tiempo. Al visitar Sudán en febrero de 1972, me alojé en casa de un misionero norteamericano que había vivido veinte años en Jartum, enseñando y celebrando discretamente los servicios dominicales. En todo ese tiempo, solo había conseguido que cinco personas se convirtieran, es decir una cada cuatro años. De manera similar, en un libro de 1984, Ten Muslims Meet Christ, un misionero estadounidense cuenta la historia de los exiguos resultados de la misión en Irán.

Cifras de conversos
Es difícil conocer el número de MBB debido a su discreción e incluso su ocultación. Sin embargo, existen algunas estimaciones sorprendentes. Duane Alexander Miller y Patrick Johnstone estiman que en 2010 había casi 10 millones de MBB, lo que representa multiplicar por 50 los 200.000 conversos que había 50 años antes. Los informes de conversiones generalizadas de musulmanes al cristianismo provienen de regiones tan dispares como Argelia, Albania, Siria y Kurdistán. Los países con el mayor número de conversos son Argelia con 380.000; Etiopía con 400.000; Irán con 500.000 (en comparación a 500 en 1979); Nigeria con 600.000, e Indonesia, con la espectacular cifra de 6.500.000 (debido a circunstancias especiales). Según Andrew van der Bijl y Al Janssen, hay “cristianos incluso en Medina y La Meca”.

En Egipto, una fuente copta me informa que: “un gran número de musulmanes se convirtió al cristianismo después de la Primavera revolucionaria de 2011 y la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes. La Iglesia copta llamó al presidente islamista Mohamed Morsi el “gran evangelizador” y dejó de contar a los conversos. Si vamos a cualquier iglesia, veremos a antiguos musulmanes, especialmente mujeres, asistiendo a misa”.

Más contundentemente, en una entrevista de diciembre de 2000 muy citada en la cadena de televisión Al Jazeera, el director del Faro de los Compañeros de Libia para la Ciencia de la Ley Islámica (منارة الصحابة للعلوم الشرعية, Manarat as-Sahaba li’l-Ulum ash- Shar’iya), Ahmad al-Qat’ani, declaró -sin aportar pruebas- que cada año seis millones de musulmanes se convertían al Cristianismo. Afirmaba que la población musulmana de África había pasado de más de la mitad a solo un tercio y planteaba la posibilidad de que el islam desapareciera del África subsahariana. Puede que exagerara con el fin de recaudar fondos, pero sus cifras han circulado por todos los medios.

Los MBB también viven en Occidente, con Estados Unidos en cabeza, con 450.000, y en Europa, Bulgaria con 45.000. Desde 2014, la Catedral de Liverpool alberga una misa en lengua persa (llamada “Sepas”) que celebra un diácono de origen musulmán. La obispo anglicana de Chelmsford, en Inglaterra, es hija de un converso nacido en Irán. La congregación Evangelisch-Lutherischen Dreieinigkeits-Gemeinde de Berlín pasó de 150 a casi 700 conversiones de musulmanes en solo dos años. Se han fundado nuevas instituciones, como el Pars Thelological Centre en Londres, que desde 2010 existe “para dar servicio y movilizar a la iglesia iraní formando a una nueva generación de jefes religiosos para dirigir la iglesia y transformar el mundo de habla persa para mayor gloria de Dios”.

A pesar de su imprecisión y su divergencia, estas cifras sugieren que, aunque nadie tiene una idea precisa del número de musulmanes que se convierten al cristianismo, la magnitud es importante. Los cristianos celebran este fenómeno. Joel Rosenberg ha celebrado que “la Iglesia esté resucitando en la tierra donde nació”.

Por qué los musulmanes se vuelven cristianos
Duane Miller señala que “los musulmanes que se convierten a la fe de Cristo suelen alejarse del islam porque se sienten atraídos por Cristo o por el cristianismo”. Si repasamos los motivos que empujan a los musulmanes a convertirse al cristianismo, la lista es larga.

Sueños y visiones, especialmente de Jesús. Esta es probablemente el motivo de una cuarta parte de los MBB. Mike Ansari, un converso iraní, informa que muchas personas “tienen sueños y visiones sobre un hombre resplandeciente vestido de blanco mucho antes de que les hablemos de Jesús”. Dabrina Bet Tamraz señala que los conversos iraníes a menudo se preguntan unos a otros: “¿Has visto al hombre [de túnica blanca], has visto a Jesús?” El párroco de una iglesia presbiteriana en Pakistán descubrió que los imanes afganos recorrían cientos de kilómetros para estudiar la Biblia con él. Cuando le preguntaron por qué lo hacían, el ministro respondió: “¡Por los sueños! Cristo se les ha aparecido en sueños y les ha ordenado que vinieran aquí para escuchar la verdad”. Y en Colorado, el pastor George Naeem, que imparte clases en árabe por radio y por Internet, informa que “prácticamente todos [sus alumnos] llegaron a sus clases siguiendo sus sueños”.

Michael Stollwerk cuenta lo que le ocurrió después de una misa en la catedral de Wetzlar, al norte de Frankfurt: “Salí a la puerta, todavía vestido con la casulla, para despedir a los fieles y una mujer con velo se me acercó. Busqué mi monedero a tientas por entre una rendija de mi sotana pensando que era alguien que se acercaba a pedir dinero. ‘No, no’, dijo ella. ‘Solo tengo una pregunta: ¿Es usted el imán de este sitio?’ Yo le respondí: ‘Bueno en cierto modo. Yo soy… soy el pastor’. Ella continuó: ‘En ese caso, es usted el hombre que buscaba. Dios me ordenó en un sueño que fuera a la gran iglesia que hay en la plaza del mercado y le preguntara al imán por la verdad’”. Se bautizó varios meses después. Siemon-Netto, que también narra historias de este tipo, prosigue:

Después escuché episodios similares sobre un teólogo luterano al que los imanes egipcios visitaron, habiendo entrado por la puerta trasera en plena noche y con los mismos propósitos. Lo escuché de un misionero católico que había trabajado en Argelia, de un baptista cuyos visitantes sorpresa le dijeron que Cristo se les había aparecido en sus tiendas en Arabia Saudita. Un sacerdote anglicano habló sobre cientos de mujeres persas que asistían a estudios bíblicos secretos en Teherán siguiendo lo que les habían indicado sus sueños. En Berlín, el pastor Gottfried Martens estimó que al menos dos tercios de sus conversos persas y afganos habían seguido las instrucciones de una “figura de luz” que se autoproclamaba el Jesús de la Biblia cristiana y no “Isa”, el nombre de Jesús en el Corán.

Nabeel Qureshi un MBB paquistaní, explicó este patrón común con referencia al islam: “Los sueños son el único medio por el cual el musulmán corriente espera escuchar directamente a Dios”.

A los musulmanes con la mente lo bastante abierta como para leer la Biblia, les suele impresionar el contraste con el Corán, especialmente por su énfasis en el amor. Wasef explica: “Cuando leen la Biblia, [esta] los cambia de forma inmediata. Es mejor que cualquier charla o debate. Cuando me siento y hablo con [musulmanes], todo lo que digo está en la Biblia”.

Existe un sentimiento generalizado entre los musulmanes, avalado incluso por estudios de investigación patrocinados por los propios musulmanes, de que los cristianos tienen un comportamiento más apropiado que los musulmanes, y que en realidad se comportan -lo que no deja de ser irónico- de manera más islámica. En una entrevista de 2014 que tuvo más de 400.000 visitas en YouTube, una mujer completamente tapada que dijo llamarse Shadya Sabir Hussein declaraba públicamente en la televisión egipcia que “odia el islam” y que quiere ser cristiana debido a todos los asesinatos en los que participan los musulmanes. Un erudito iraquí señaló que los problemas en Iraq han provocado que “muchos de nuestros jóvenes [se] conviertan al cristianismo, después de difamar al islam como una religión terrorista”. La crisis argelina de los años 90 tuvo un impacto similar: Todas esas muertes en nombre del islam llevaron a numerosos musulmanes a declarar que “el cristianismo es vida y el Islam es muerte”.

El Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS) ha reforzado esta tendencia con la brutalidad que llegó a ejercer. Omar, un administrador de una iglesia protestante, afirma que “la mayoría de los hermanos que se acercan a nosotros se convirtieron o acuden a la iglesia por lo que el ISIS les hizo a ellos y a sus familias”. El ISIS encarceló a Jasim, un mecánico, durante seis meses en 2016 por no conocer los conceptos básicos del islam, y en ese tiempo el ISIS le obligó a leer el Corán y lo torturó: “Después de ser testigo de su brutalidad con mis propios ojos, comencé a dudar de mi fe”. Visitó una iglesia y “no tardé en descubrir que el cristianismo era la religión que buscaba”.

Los temas sobre paz y violencia tienen una gran relevancia en estas historias de conversión. Como me dijo Mark Durie: “Según mi experiencia, son muchos los musulmanes de países de mayoría musulmana que están traumatizados, y para ellos la cuestión de la paz interior es un tema constante”. El Ministro de Inteligencia iraní Mahmoud Alavi confirmó este extremo al citar los motivos de los conversos: “Buscamos una religión que nos dé paz espiritual”. Sadegh, ahora Johannes, comenzó a dudar de su fe cuando estudiaba en la Universidad en Irán: “Descubrí que la historia del islam era completamente diferente de lo que nos enseñaron en la escuela. Me pregunté si no era una religión surgida de la violencia. Una religión que surge de la violencia no puede transmitir libertad y amor a la gente. Jesucristo dijo que ‘los que usan la espada perecerán por la espada’. Eso me hizo cambiar drásticamente de opinión”.

El contacto personal con cristianos que viven su fe con rectitud también tiene un papel significativo en las historias de conversión. Mohammad Eghtedarian vivió con un sacerdote durante seis días, lo que dio al sacerdote la oportunidad de hacerle la pregunta que cambió su vida: “¿El islam te da paz y libertad?”

También hay razones prácticas para convertirse. Que el islam y los musulmanes se queden atrás con respecto al resto del mundo incita a algunos musulmanes a querer salir adelante convirtiéndose al cristianismo. Así tienen la sensación de incorporarse al equipo de la modernidad.

Por último, la conversión también puede deberse a que se espera obtener un beneficio material. El londinense The Daily Telegraph informa que algunos “Cristianos del arroz” del Líbano “dicen que se convirtieron para beneficiarse de la generosa ayuda distribuida por las organizaciones benéficas cristianas”, y cuenta la historia de Ibrahim Ali, un sirio empobrecido a quien la Iglesia Anglicana de Dios en un suburbio de Beirut ofreció “una cama, dos comidas calientes al día y un pequeño estipendio, con la condición de que aceptara asistir a sus sesiones semanales de estudios bíblicos”. Ali explica que se convirtió por razones prácticas, al igual que otros.

Observaciones
Tres reflexiones sobre el proceso de conversión. La primera es que, por mucho que algunos portavoces cristianos (Zakariya Botros, Jay Smith y David Wood) se empeñen en criticar el islam, esta actitud tiene un efecto limitado a la hora de atraer musulmanes. Jill Nelson parafrasea a Wasef: “Los debates públicos entre musulmanes y cristianos no son herramientas eficaces para el ministerio, y la literatura cristiana tampoco suele ser eficaz. …Declaraciones como las que realizan prominentes líderes evangélicos que tildan al islam de ‘perverso’ y critican a Mahoma también tienden a alejar a los musulmanes del cristianismo”. Victor Atallah de la Middle East Reformed Fellowship coincide en este diagnóstico: “Aunque no debemos justificar a Mahoma, tampoco hemos de condenarlo”.

En segundo lugar, los esfuerzos misioneros tradicionales de los occidentales, como ofrecer educación y tratar a los enfermos, desempeñan un papel sorprendentemente menor a la hora de ganar conversos. La emisiones de radio y televisión, algunas de ellas fundadas y dirigidas por MBB, los han sustituido en gran medida, lo que incluye Radio Monte Carlo, SAT-7 International, METV, High Adventure Ministries, Voice of Christ Media, y Middle East Reformed Fellowship. Un periódico argelino explicó el papel de estas cadenas en la Cabilia, la región con mayoría bereber (o amazig) de Argelia:

Los fieles que pudimos conocer confirmaron que, en su opinión, la información desempeñó un papel importante en la legitimación de las doctrinas cristianas. Como Said, que confesó que escucha mucho Radio Monte Carlo y más en particular sus populares emisiones en amazig. En cuanto a Slimane, declara que “el 80 por ciento de los motivos que me llevaron al cristianismo procedían de Radio Monte Carlo”. También hay otras emisoras de radio populares, como “Miracle Channel” (SAT-7), y la mayoría de los fieles confirmaron que escuchan estas emisoras que difunden el mensaje cristiano en todo el mundo.

Las emisoras de cada país, como Aghapy TV en Egipto o Elam Ministries, Iran Alive Ministries, Mohabat TV y Nejat TV en Irán, también tienen un gran impacto. Ansari explica lo que ocurre con Mohabat TV: “Parece que en los últimos doce meses, unos 16 millones de iraníes han visto uno o más de nuestros programas en la televisión por satélite y en sus dispositivos móviles. Eso alcanza a cerca del 20 por ciento de la población de Irán”.

En tercer lugar, si los misioneros extranjeros prendieron la chispa inicial, los MBB son en gran medida los impulsores de la evangelización actual de los musulmanes. El cristianismo ha vuelto a ser dinámico entre los creyentes de la región en la que nació.

Fraudes piadosos
Algunos musulmanes se convierten por razones prácticas, en especial para emigrar con más facilidad a Occidente
. Un pastor de la Iglesia de Dios, Said Deeb, cita a musulmanes desesperados que le dicen: “Bautíceme, padre. Creeré en quien sea con tal de salir de aquí”. La National Public Radio parafrasea a Şebnem Köşer Akçapar de la Universidad de Koç en Estambul, al afirmar que “solo algunos de los refugiados son auténticos conversos. Otros están utilizando la persecución religiosa como medio para llegar a Occidente”. Aiman Mazyek, director del Zentralrat der Muslime in Deutschland, manifiesta su escepticismo ante el creciente número de musulmanes convertidos al cristianismo.

Una vez en Occidente, la conversión tiene dos ventajas. Facilita el permiso de residencia, ya que los gobiernos (cualquiera que sea su teórica neutralidad) favorecen a veces a los inmigrantes cristianos. También dificulta la repatriación, al sufrir los emigrantes el riesgo de ser perseguidos en sus países de origen por haber abandonado el islam. Como señala Volker Kauder, líder de la Unión Demócrata Cristiana: “Una vez que alguien ha renunciado al Islam, sin importar si se ha convertido o no con autenticidad al cristianismo, puede ser procesado por apostasía. Cuando se trata de persecución política, a los perseguidores no les importa la autenticidad de una conversión”.

Por lo tanto, hay bastantes conversos con credenciales espirituales dudosas. Rick Robinson de la Iglesia Pentecostal Unida de Turquía reconoce que muchos de sus feligreses no acuden a él como creyentes totalmente sinceros: “De hecho, algunos acuden con el único fin de lograr el estatus de refugiado”. Gottfried Martens, el pastor de habla persa de la Evangelisch-Lutherischen Dreieinigkeits-Gemeinde de Berlín, reconoce no saber qué conversos son genuinos y cuáles lo son por conveniencia: “Sé que hay personas que vienen aquí porque albergan algún tipo de esperanza de obtener el asilo”. Vesam Heydari, miembro de esa iglesia, confiesa que “la mayoría de los iraníes que vienen aquí no se convierten porque creen. Lo que quieren es quedarse en Alemania”. Un tercio de la congregación del reverendo Hugo Gevers en Leipzig está formada por ex musulmanes iraníes; reconoce que “hay veces en las que nos sentimos profundamente decepcionados. Los apoyamos durante años y una vez que se resuelve su caso y tienen una respuesta positiva, ese mismo día nos abandonan”. También señala, sin embargo, que las conversiones completamente falsas no suelen ser frecuentes, sobre todo porque los pastores han adoptado protocolos para identificar a los defraudadores.

En términos más generales, no se debe sobreestimar el número de impostores. Gottfried Martens, de Berlín, observa que “en este momento, en Irán se está produciendo algo parecido a un renacer del cristianismo de dimensiones serias. Quienes acuden a nosotros ya han tenido contactos con iglesias en las casas y se han visto obligados a huir por esa razón”.

Acusaciones musulmanas
Preocupa la posibilidad de un “renacer del cristianismo”, según observa Joel Rosenberg: “Los líderes musulmanes se están poniendo furiosos y nerviosos”. Se concentran en los fraudes piadosos y acusan a todos los conversos de cambiar de religión para su beneficio personal, como recibir fondos, un trabajo o un visado. El objetivo es desacreditar a los MBB y, al mismo tiempo, absolverse ellos mismos de su responsabilidad. Estas acusaciones son especialmente habituales en lugares como el norte de Iraq y Argelia, donde las conversiones de kurdos y bereberes son significativamente altas.

Poco después de la invasión de Iraq liderada por Estados Unidos en 2003, el secretario general de la Liga Mundial Musulmana, Abdullah al-Turki, advirtió que algunas “organizaciones no musulmanas” (es decir, misioneros cristianos) habían entrado en Iraq “para iniciar su actividad bajo el pretexto de proporcionar ayuda humanitaria” y advirtió del “peligro que esto representa para los musulmanes”. Ahmed al-Shafie, de la Asociación de Académicos Musulmanes en Sulaymaniyah, Iraq, denunció una supuesta entrada secreta de misioneros cristianos: “Condenamos enérgicamente este acto vergonzoso contra el islam y los musulmanes, que demuestra que hay una mano oculta con agendas exteriores [que trabajan] para destruir la sociedad de este país”. Otra figura musulmana de Sulaymaniyah repitió esta acusación en 2007: “Los misioneros están explotando la difícil situación económica que viven los jóvenes en estas zonas, desempleados y desesperados como están. En algunos casos, los jóvenes quieren irse al extranjero y [la conversión al cristianismo] es una manera fácil de lograr su sueño, ya que les permite afirma que están amenazados y necesitan un refugio seguro”.

En 2006, Mohamed Aissat, un funcionario del Ministerio de Asuntos Religiosos de Argelia, afirmó que los misioneros cristianos atraen a los musulmanes locales con ese tipo de ofertas y “aprovechan la confusión de los jóvenes para convertirlos”. (También señaló que “numerosos jóvenes se han arrepentido y han regresado al islam”.) Ese mismo año, el gobierno de Argelia aprobó una ley que condena “a cualquiera que inste, obligue o incite a un musulmán a convertirse a otra religión a una pena de dos a cinco años de prisión y una multa de 5.000 a 10.000 euros”. En 2008, dos conversos musulmanes al cristianismo fueron condenados a dos años de prisión y a pagar 5.000 euros de multa en virtud de esa ley, por “hacer proselitismo y por la práctica ilegal de una religión no islámica”.

Vivir como cristiano
Ganarse a los MBB es la mitad de la batalla. Conseguir que sigan siendo cristianos es la otra mitad. Un estudio sobre aquellos que han vuelto al islam en Indonesia, realizado por Julia Sianturi, identificó algunos de los factores que impulsan estas decisiones:

Los fuertes vínculos familiares y las profundas raíces islámicas parecen ser las principales causas de su decisión de regresar al Islam. La discriminación que sufren por parte de su comunidad más próxima y la cuestión de la divinidad de Jesús podrían ser factores relevantes a la hora de tomar esta decisión. Y el desencanto que sufren ante la ética pastoral genera preocupación debido a sus posibles efectos en la percepción de los MBB dentro de la Iglesia y en el conjunto del cristianismo.

Estas dificultades son tan importantes que Andrew van der Bijl y Al Janssen reconoce que “al menos la mitad de todos los musulmanes convertidos [al cristianismo] regresan al islam”. Para abordar este asunto, Duane Miller escribió un libro con ideas sobre cómo proporcionar “un hogar nuevo y acogedor” a un número sin precedentes de MBB.

Efectivamente, los conversos que permanecen en el cristianismo se enfrentan a complejas y difíciles alternativas:

  1. Mantener su conversión en secreto y seguir cumpliendo con la apariencia y los hábitos de un musulmán. Muchos, señala Nelson, siguen llevando “la vestimenta tradicional musulmana para evitar las consecuencias de su conversión”. En algunos casos, siguen cumpliendo con todos los rituales y las costumbres islámicos. Claro que eso significa sufrir una profunda soledad y representa un fracaso moral. La presión puede llegar a ser insoportable.

  2. Si los MBB anuncian el cambio de fe (o confían en un familiar cercano o un amigo que, indignado por la noticia, traiciona la confianza del converso) su vida puede convertirse en un infierno. Se enfrentan a una presión incesante, y en ocasiones violenta, por parte de la familia, la sociedad y el gobierno, con sensación de aislamiento y pérdida de ingresos. No pueden abandonar su identidad musulmana. Pueden ser sometidos por la fuerza a tratamientos por enfermedades mentales. Cuando solo un cónyuge se convierte, los matrimonios pueden romperse y el contacto con los hijos se pierde. En los países de mayoría musulmana, las autoridades suelen negarse a reconocer las conversiones fuera del islam y legalmente siguen considerando a los MBB como musulmanes. Las mujeres conversas que solo tienen la posibilidad de casarse con otros musulmanes, ya que sus tarjetas de identidad las identifican como musulmanas, solo pueden casarse con hombres MBB. Lo más sorprendente es que quienes han nacido en la fe cristiana evitan a los MBB y las iglesias establecidas los rechazan, por miedo a ser acusados de haber intervenido en sus conversiones y sufrir represalias. Como dijo cruelmente un sacerdote, los conversos “necesitan guardar silencio sobre su fe en nuestro Señor, o de lo contrario sufriremos todos”.

  3. Mudarse a otra ciudad para empezar una nueva vida como si hubieran nacido cristianos significa dejar atrás a la familia, entablar relaciones sociales desde cero y ganarse la vida sin exponerse demasiado por miedo a ser reconocidos.

  4. Emigrar a países de mayoría no musulmana puede parecer la solución perfecta. No lo es, en realidad. Además de las dificultades que entraña empezar una nueva vida y a menudo aprender una nueva lengua, la presión islámica puede llegar a cernirse sobre ellos de forma implacable allá donde vayan. Algunos MBB siguen teniendo miedo de los gobiernos de sus países de origen y, por lo tanto, viven en “un ambiente cargado de sospechas insoportables”. Un converso observa que “puede que alguien de la propia iglesia sea uno de ellos”. En consecuencia, “los refugiados son sumamente cautos y mantienen la distancia entre ellos. Nunca revelan información sobre sus casos o datos sobre su vida en el país de origen”. Las mujeres se enfrentan a problemas especiales. Como señala el Centro Europeo de Derecho y Justicia sobre los casos en Francia, “si no vuelven al islam, se amenaza a muchas convertidas con casarlas a la fuerza, enviarlas al país de origen de sus padres o secuestrarlas. En algunos casos -cada vez menos frecuentes-, los islamistas llegan a lincharlas o a asesinarlas”. Todo eso las condena a la soledad y al miedo.

Conclusión
El número significativo de conversiones voluntarias de musulmanes al cristianismo representa una novedad histórica que altera un desequilibrio inmemorial por el cual el islam siempre ha ido ganando terreno a expensas del cristianismo. Este cambio tiene, potencialmente, implicaciones importantes acerca de cómo los musulmanes se ven a sí mismos y su religión. Ya no es tan absoluta la certeza tradicional que les aseguraba que solo se producen conversiones en una dirección. ¿Se sustituirá esa certeza con algo nuevo, o bien esa misma vulnerabilidad socavará la misma certeza? Las implicaciones, en cualquier caso, serán profundas.

A su vez, las conversiones al cristianismo forman parte de un alejamiento más amplio con respecto al islam, que incluye además la conversión a otras religiones, en especial al zoroastrismo entre los kurdos y al hinduismo entre los indios. El judaísmo y el budismo también atraen conversos, así como la adopción del deísmo y el ateísmo. Juntas, estas tendencias representan una realidad significativa que, a pesar de no resultar demasiado visible, empieza a contrarrestar la expansión islamista que ha experimentado el mundo en los últimos 50 años. De hecho, podrían acabar con esa expansión.

Artículo original a continuación.

20211001-Pipes

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