Ex musulmanes vs. Islam

Ex musulmanes vs. Islam

Con auténtica pasión, y con un enorme convencimiento, los ex musulmanes animan a los creyentes a pensar críticamente sobre su fe.

En Occidente, las conversiones al Islam parecen ser una vía de un solo sentido. Entre los nuevos creyentes más famosos se encuentran Kareem Abdul-Jabbar, Muhammad Ali, Malcolm X, Keith Ellison y Sinéad O’Connor, así como otros que han coqueteado caprichosamente con el Islam como el Príncipe Carlos, Michael Jackson y Lindsay Lohan. También hay unos 700.000 conversos afroamericanos y sus descendientes.

Lo cierto, sin embargo, es que se trata de vías de doble sentido. De hecho, los musulmanes nacidos en el Islam que abandonan su religión tienen un impacto mucho mayor que los que se convierten al Islam.

Para empezar, citemos algunos números. En Francia, alrededor de 15.000 musulmanes se convierten cada año al cristianismo, según una estimación de 2007. Unos 100.000 musulmanes norteamericanos abandonan el Islam cada año, según recoge una encuesta del Pew Research Center de 2017. Esta cifra equivale al 24% de todos los musulmanes en Estados Unidos, donde los iraníes están representados de manera desproporcionada. Estas cifras compensan prácticamente las de los no musulmanes convertidos al Islam.

Las razones para abandonar el Islam son diversas. Según la encuesta del Pew Research Center, el 25% de los musulmanes norteamericanos que abandonan el Islam lo hacen porque tienen problemas de índole general con la religión; el 19% con el Islam en particular; el 16% porque ha optado por otra religión y el 14% por motivos de desarrollo personal. Un poco más de la mitad de los que se van (55%) abandonan la religión por completo y algo menos de una cuarta parte (22%) se convierten al cristianismo.

Por lo fundamental, los apóstatas desafían al Islam de tres maneras: haciendo público su abandono del  Islam, organizándose con otros ex musulmanes y por último, rechazando el mensaje islámico.

La primera, apostatar abiertamente, es un acto radical que puede llevar a la ejecución en un país de mayoría musulmana como Irán. En Occidente también pueden sufrir rechazo por parte de la familia, ostracismo social, humillación, formas de maldición, amenazas, represalias y ataques violentos. En consecuencia, quienes abandonan el Islam suelen hacerlo de forma discreta o secreta, como en los casos del escritor británico Salman Rushdie y de la estrella del pop británico Zayn Malik. El argentino Carlos Menem minimizó su apostasía; Barack Obama ha negado la suya de forma muy elaborada.

Sin embargo, algunos conversos se empeñan en abandonar el Islam haciendo público su gesto e incluso animando a otros con su ejemplo. Ibn Warraq escribió Why I Am Not a Muslim. Nonie Darwish y Ayaan Hirsi Ali publicaron varios libros sobre su paso a la categoría de “infieles”. El periodista Magdi Allam, por su parte, recibió el bautismo de manos del Papa Benedicto en una ceremonia ampliamente televisada.

En segundo lugar, los ex musulmanes que viven en Occidente hacen algo que resulta inconcebible en los países de mayoría musulmana. Empezando por el Consejo Central de Ex-Musulmanes de Alemania (Zentralrat der Ex-Muslime) en 2007, han puesto en marcha decenas de organizaciones de ex musulmanes que proporcionan apoyo, ofrecen argumentos y plantean asuntos problemático, como la mutilación genital femenina y el islamismo violento.

En tercer lugar, los ex musulmanes de Occidente han logrado llegar -de forma asombrosa- a las comunidades musulmanas tradicionales gracias a sus libros, programas de radio y televisión, e-mails, sitios web y redes sociales. Consiguen difundir mensajes sumamente elaborados en árabe y en otras lenguas de gran alcance. Algunos (como Wafa Sultan, Zineb El-Rhazoui y Hamed Abdel-Samad) se centran en denunciar el Islam, otros ayudan a los ateos a huir a Occidente. Los que se convierten al cristianismo (como el Hermano Rachid) suelen participar en debates religiosos o (como Sohrab Ahmari) explican su trayecto espiritual.

Convertir, organizar, hacer proselitismo. También lo hacen los ex-musulmanes en Occidente enviando ondas de choque a sus países de origen, en especial allí donde el Islam está históricamente protegido por la tradición y la ley de cualquier crítica o incluso de cualquier asomo de ironía, allí donde se castiga y se reprime, hasta ilegalizarlos, las opiniones anti-islámicas. A las autoridades les inquietan estos fenómenos, y prohíben el proselitismo cristiano tanto como censuran las voces de los ex musulmanes. De hecho, llegan a relacionar estos movimientos con una “conspiración sionista”, aunque esos intentos tienden a resultar tan triviales como poco eficaces.

Una conmovedora carta anónima, escrita desde Karachi, Pakistán, al Observer durante el momento álgido de la polémica de los Versos satánicos en 1989, muestra en qué se inspiró el mensaje de un ex musulmán. El autor de la carta respondió a la llamada del ayatolá Jomeini de asesinar a Salman Rushdie porque en sus libros, el novelista se mostraba irrespetuoso con Mahoma:

“Mi voz no ha encontrado todavía eco en las columnas de los periódicos. Es la voz de aquellos que nacieron musulmanes y que desean retractarse cuando llegan a la edad adulta, pero a los que no se les permite hacerlo bajo pena de muerte. Alguien que no vive en una sociedad islámica no puede imaginar las sanciones, tanto autoimpuestas como externas, que impiden expresar la falta de fe religiosa. (…) Pero ahora, Rushdie habla por nosotros. Le dice al mundo que existimos, que no somos el producto de una conspiración judía. Salman Rushdie ha puesto fin a nuestro aislamiento.”

Con auténtica pasión, y con un enorme convencimiento, los ex musulmanes animan a los creyentes a pensar críticamente sobre su fe. Sus esfuerzos han contribuido decisivamente a un declive de la religiosidad que empieza a ser muy visible entre los musulmanes, sobre todo entre los jóvenes. Como recoge The Economist en la reciente encuesta de Arab Barometer, “muchos [musulmanes de habla árabe] parecen estar renunciando al Islam”. 

Así es como los voluntariosos y apasionados ex musulmanes desafían a su religión de nacimiento, y contribuyen tanto a modernizarla como a reducir su dominio. Su papel acaba de empezar.

Puede descargar el documento original en el siguiente enlace.

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Daniel Pipes (DanielPipes.org, @DanielPipes) es presidente del Middle East Forum. © 2021 by Daniel Pipes. Todos los derechos reservados.

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