La democracia está en peligro

La democracia está en peligro

El coste puede ser altísimo y costosísimo si no se evita por medios democráticos. La democracia está en grave riesgo. La pregunta es: ¿Qué estará dispuesto a conceder Sánchez a todas estas facciones radicales a costa de España y los españoles?

Los perdedores se presentan como ganadores y el PSOE de Sánchez pretende tomar el poder en alianza con el conglomerado de la ultraizquierda de Sumar, como pegamento, para aunarse con los separatistas de Bildu, brazo político de la durmiente ETA, los radicales del BNG y los secesionistas Esquerra Republicana y Junts.

Todos ellos se preparan para pedir un alto precio, ya se lo advierten al maquiavélico Pedro Sánchez, nada renuente a continuar en el poder a toda costa y amplificar su proceso de desintegración de la España constitucional.

¡La democracia está en peligro! 

Los titulares de prensa, en los principales medios (regados de forma hábil por acuerdo del Consejo de Ministros de finales de mayo, con 440 millones de euros para la compra de espacios para campañas de publicidad institucional) dan por hecho que Sánchez ha ganado.

Es mentira, pero sí es cierto que el escenario es malo, muy malo, para los españoles. Apenas se respeta el voto de los ciudadanos, ni el consenso de las mayorías, quienes han elegido como primera fuerza al PP (con 8.091.840 de votos) frente al PSOE (con 7.760.970 de votos) y, en segundo término, a VOX (con 3.033.744 votos), frente al conglomerado ultraizquierdista de Sumar (con 3.014.006 de votos).

Acostumbrados al imperio de la mentira, de la demagogia, de la posverdad, parte de la ciudadanía se ha insensibilizado ante el engaño continuo y otra parte se siente desanimada e impotente ante la distorsión de la realidad.

Sánchez ha roto a martillazos el statu quo de nuestro régimen democrático, ha blanqueado a la extrema izquierda, ha facilitado a la neocomunista Díaz crear un engendro de 16 extremismos mal avenidos y mostrarse como una cándida presentadora de programación infantil, para hablarnos a los ciudadanos como si fuésemos chiquillos de cinco años.

Sánchez ha centrado su campaña en desacreditar una posible alianza entre la derecha liberal-conservadora, como alternativa a su encubierta autocracia y, hay que reconocer, que ha logrado un importante desgaste y una movilización del voto hacia su bando.

Pero, en cualquier caso, la realidad es que no han ganado las elecciones. En términos democráticos y objetivos las han perdido y esto no se puede perder de vista.

El “sanchismo” no solo ha silenciado y demonizado injustificadamente a la derecha, sino que ha eclipsado a la socialdemocracia. ¿Dónde están hoy los socialdemócratas españoles? ¿Qué ha sido de ellos? Buena parte ha debido de emigrar de su propio partido, el PSOE, mientras que el resto están silenciados.

Sánchez y su gobierno, con nuestro dinero -el dinero de todos, el público-, hace y deshace, compra y vende a su antojo. Dice regalar unos pocos discos, videojuegos o viajes en tren a los jóvenes para que no se den cuenta de que, en realidad, está endeudando su porvenir.

No hemos de perder de vista, los ciudadanos en su conjunto, independientemente de nuestras ideas y vísceras, que seguir en este proceso de disolución del régimen constitucional del 78, que fragmentar España, que someterse a los caprichos de minorías extremistas y ultranacionalistas, nos acarreará sin duda un coste social y económico altísimo, por más que Sánchez y los suyos “nos vistan de seda la mona”. Comunismo es comunismo, ETA es ETA, secesionismo es secesionismo. El “divide y vencerás” del sanchismo es, en verdad, dividir y vencer a España y a los españoles.

El coste puede ser altísimo y costosísimo si no se evita por medios democráticos. La democracia está en grave riesgo. La pregunta es: ¿Qué estará dispuesto a conceder Sánchez a todas estas facciones radicales a costa de España y los españoles?

No pueden ganar los perdedores: Un PSOE sin identidad, más 16 partidos de ultraizquierda, más el brazo político de ETA, más el partido secesionista y anticonstitucional de Esquerra, más el independentista Junts, son un mal porvenir para el conjunto de los españoles. Esa sería la realidad a la que nos podría abocar Sánchez. La suma de perdedores nos llevaría a perder nuestro porvenir.

Si lo consiguen, la democracia está en peligro.

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