La influencia marxista del Foro de São Paulo en Iberoamérica

La influencia marxista del Foro de São Paulo en Iberoamérica

El Foro fue fundado en 1990 por el tirano comunista cubano Fidel Castro y por Lula da Silva, entonces líder del Partido Socialista Brasileño.

Es muy posible que nunca haya usted oído hablar del Foro de São Paulo, ya que los medios de comunicación occidentales suelen ignorarlo. Pero lo cierto es que estamos ante la organización internacional marxista más grande e influyente del mundo. Su última reunión demostró hasta qué punto este organismo radical es pro-chino y pro-ruso, y cómo difunde su proyecto ganador en todo el mundo.

En la reunión que tuvo lugar del 29 de junio al 2 de julio en Brasilia, capital de Brasil, se codearon miembros del Partido Comunista Chino (PCC), del Partido Comunista de Cuba y de los Socialistas Democráticos de América (DSA), el partido del senador Bernie Sanders y de los congresistas norteamericanos Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Jamaal Bowman y Cori Bush.

Estefania Galvis, un miembro del DSA que asistió a la conferencia, declaró a TeleSur, el principal canal de televisión del gobierno marxista de Venezuela, que su partido estaba “luchando desde el corazón del imperio”.

El canal venezolano TeleSur, Prensa Latina de Cuba y otros medios izquierdistas como Peoples Dispatch  dieron una amplia cobertura a la reunión en São Paulo. En cambio, los medios estadounidenses silenciaron todo lo que allí se dijo.

 Así que no informaron que, en el Foro de este año, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión junto con el Partido Comunista de Brasil, se jactó de lo orgulloso que estaba de que le llamaran comunista. En su discurso inaugural, Lula manifestó que “nuestros enemigos nos acusan de ser comunistas, creyendo que nos ofenden al llamarnos así. Pero eso no nos ofende en absoluto… Nunca nos sentiremos ofendidos porque nos llamen comunistas o socialistas. ¡Nunca! Muy al contrario, nos sentimos muy orgullosos. El pueblo sabe que merecemos llamarnos así”.

Los enemigos de los comunistas, dijo, son las narrativas de “la familia, la tradición y el patriotismo”.

La conferencia arremetió sistemáticamente contra Estados Unidos, pero defendió y se deshizo en elogios hacia China, Rusia, Cuba y Venezuela. Y la declaración de apertura animó a los miembros del Foro a profundizar sus lazos con el Partido Comunista Chino.

Joe Biden y otros líderes occidentales no han hecho más que adular a Lula y al resto de líderes marxistas de la región. También consideran que el Foro es una mera plataforma para el debate.

Ahora bien, lo cierto es que el Foro constituye la mayor agrupación mundial de gobiernos marxistas, partidos políticos, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), grupos de presión, miembros de guerrillas y terroristas. Sus actividades afectan a norteamericanos y europeos a través del tráfico de drogas, la inmigración selectiva, la financiación de partidos políticos en Occidente y el apoyo a grupos violentos como Black Lives Matter, cuyos líderes asisten a las conferencias del Foro y se reúnen con sus dirigentes.

El Foro fue fundado en 1990 por el tirano comunista cubano Fidel Castro y por Lula da Silva, entonces líder del Partido Socialista Brasileño.

Había dos razones principales para crear una red de comunistas en el espacio del Hemisferio Sur. La primera era que, aparte de Cuba, los comunistas no habían logrado hacerse con el poder a la manera marxista tradicional, es decir mediante una revolución violenta seguida del terror de Estado. Se imponía, por tanto, un enfoque distinto.

 La otra razón era que la Unión Soviética -mecenas de todos los comunistas desde su creación en 1917- se estaba derrumbando. Se necesitaba a alguien más para financiar la revolución.

Después de pasar de las balas a las papeletas, su principal estrategia ha consistido en que los marxistas se presentaran a las elecciones no como marxistas puros, sino como populistas, reformistas o cruzados contra la corrupción. Después, una vez ganadas las elecciones, llegaría la hora de cambiar las Constituciones y la sociedad.

Las cumbres anuales del Foro, sus frecuentes talleres y reuniones más pequeñas se convirtieron de este modo en plataformas para planificar y compartir las “mejores prácticas”. En su discurso, Lula recordó que fue el Foro el que introdujo la idea de la estrategia electoral, “y sabéis que hemos obtenido numerosas victorias”.

Gracias a ese kit de bricolaje político, Hugo Chávez fue elegido presidente de Venezuela en 1998. De esa manera, puso los gigantescos ingresos del petróleo de su país -y los cada vez mayores ingresos del narcotráfico- a disposición del resto de comunistas del Foro. Lula fue elegido en 2002 y gobernó durante ocho años, siendo reelegido en 2022. Evo Morales le siguió en 2005 en Bolivia, y Rafael Correa en 2006 en Ecuador.

Todos, excepto Lula, han sido acusados por el Gobierno norteamericano de colaborar con guerrillas marxistas terroristas y cárteles de la droga. La guerrilla colombiana de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional), así como la guerrilla maoísta peruana de Sendero Luminoso han participado en varias reuniones del Foro.

Desde la última conferencia del Foro en 2019, ha salido elegida una segunda oleada de marxistas en Chile, Colombia, Honduras, Perú y, por supuesto, Brasil. La organización de extrema izquierda NACLA (North American Congress on Latin America) se jacta de que el 80 por ciento de la región está ahora bajo el control de la izquierda.

Una reciente incorporación a la estrategia ganadora del Foro ha sido utilizar las redes sociales para incitar y organizar protestas callejeras en sociedades libres y luego utilizar electoralmente el descontento que generan para situar a marxistas en el poder. Los disturbios callejeros al estilo BLM (Black Lives Matter) en Chile y Colombia allanaron el camino para la elección de sus actuales líderes marxistas. Como se señalaba en la declaración final, este caos se ha traducido en «victorias electorales».

Todos estos gobiernos de izquierdas están permitiendo la entrada de China en la región. La declaración de apertura del Foro fue tan elogiosa con China como despectiva con Estados Unidos.

«El proyecto estadounidense de dominación sobre América Latina y el Caribe se enfrenta ahora a un entorno marcado por amenazas a su hegemonía», señala el documento. «La disputa con China y la creciente presencia de fuerzas políticas progresistas o de izquierda en los gobiernos regionales (…) constituyen un importante desafío para un país afectado por múltiples crisis que se manifiestan en los ámbitos político, económico, social y cultural».

«La cooperación entre China y América Latina no es nueva y seguirá intensificándose en el futuro», reza el documento. «China representa un factor de estabilidad y equilibrio en la región… No existen conflictos de intereses entre China y América Latina, ya que la República Popular China nunca ha atacado ni ocupado ilegalmente ningún territorio latinoamericano».

Estados Unidos intenta «revertir su declive y recuperar su anterior estatus hegemónico, un intento desesperado que pone en peligro la paz mundial». En la declaración final, Cuba, que no conoce la democracia ni la libertad desde hace más de 60 años, fue declarada “patrimonio universal de la dignidad”.

Ha llegado el momento de que nos tomemos en serio a este grupo, aunque nuestros líderes, por así decirlo, no lo hagan.

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