Como explica la eurodiputada Annalisa Tardino: «una vez más la UE, rehén de las fuerzas de extrema izquierda, explota un tema importante y delicado como es la lucha contra el racismo y la discriminación, con el único fin de cumplir una ‘agenda electoral ideológica’».
El modus operandi de la izquierda europea se concreta en cada una de las acciones que ponen en marcha en las instituciones de la Unión. Detrás de asuntos y batallas aparentemente justos, hay en realidad un intento de transmitir una visión ideológica, con segundas intenciones de naturaleza política. Es el caso de la propuesta de resolución del Parlamento Europeo sobre «Justicia racial, no discriminación y antirracismo en la UE», presentada por la ponente sueca Evin Incir, del grupo S&D de socialistas europeos.
Más allá de la noble intención de luchar contra el racismo, la lectura minuciosa de la propuesta revela numerosos aspectos muy distintos y, también, multitud de contradicciones.
El punto 11 pide a «los Estados miembros que pongan fin a la elaboración de perfiles raciales o étnicos en todas sus formas; pide a los Estados miembros y a la Agencia de la Unión Europea para la Formación Policial que proporcionen más formación sobre cómo evitar la elaboración de perfiles ilegales en el contexto de la aplicación de la ley y ayudar así a comprender y eliminar los sesgos».
Más adelante, el punto 18 insta a «los Estados miembros a garantizar que los servicios de salud estén preparados para abordar problemas de salud específicos que podrían afectar sobre todo a personas de ascendencia africana, de Oriente Medio, hispanoamericana y asiática, incluso a través de la capacitación necesaria y la consiguiente actualización de los programas de estudios de medicina».
Primero se promueve una resolución para evitar la discriminación y luego se realiza un perfilado de etnias con una lista concreta y precisa de «africanos», «latinoamericanos», «asiáticos» y «de Oriente Medio» que es en sí misma discriminatoria. Además, se sugiere actualizar los estudios de medicina con el objetivo de lograr una especialización ad hoc de nuestros médicos para la acogida de los migrantes.
También resulta esperada e inevitable la referencia a los medios, encaminada a enderezar la narrativa, con el consiguiente riesgo para la libertad de información: «Los medios tienen la responsabilidad de reflejar las sociedades en toda su diversidad y es lamentable la actual falta de diversidad en todos los niveles; (…) se destaca también la importancia de la participación equilibrada del género y la participación de las personas víctimas de discriminación racial en los medios». En realidad, se trata de imponer «cuotas» en el debate mediático basándose en la etnia de origen.
Además de la cuestión del mérito, se produce un problema de enfoque basado en una visión dirigista según la cual cuestiones complejas y delicadas deben resolverse con leyes dictadas desde arriba sin tener en cuenta las peculiaridades concretas y los casos individuales.
Como explica la eurodiputada Annalisa Tardino, coordinadora del grupo ID (Identidad y Democracia) en la comisión LIBE (Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior del Parlamento Europeo), «una vez más la UE, rehén de las fuerzas de extrema izquierda, explota un tema importante y delicado como es la lucha contra el racismo y la discriminación, con el único fin de cumplir una ‘agenda electoral ideológica’».
Si se llega a rechazar la propuesta de resolución, ya podemos prepararnos para los furibundos ataques a la derecha europea. No es difícil imaginar declaraciones como: los partidos de centro-derecha votaron en contra de una propuesta que lucha contra el racismo y se muestran a favor de la discriminación. En realidad, bastaría con presentar resoluciones sin segundas intenciones y se evitarían fracasos, pero está claro que la tentación de teñir de ideología cualquier iniciativa resulta irresistible.
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L´OSSESSIONE-IDEOLOFICA-DELLA-SINISTRA