El 25 de junio de 1984 falleció en París el filósofo Michel Foucault. Nacido en Poitiers, es en la actualidad uno de los filósofos más influyentes del siglo pasado y del presente, pues se convirtió en uno de los principales paladines que ha tenido la posmodernidad. Él fue el responsable del desembarco de la intelectualidad francesa en las universidades norteamericanas, referente del movimiento de mayo del 68 y es el autor de algunos de los conceptos que más han explotado desde el izquierdismo universitario.

En su vida, Foucault mostró un notorio desprecio por la ley y el derecho, pues los consideraba un instrumento para generar las ficciones que el poder necesita. Por lo tanto, instituciones como las educativas o las carcelarias no tenían más que ese sentido para el filósofo francés, que abogaba por la salida de las cárceles de todos los criminales. En el relativismo del que hizo gala, entraba la idea de la “muerte del hombre” o la de la negación de la existencia de un sexo verdadero. Estas últimas tesis son de las que se valió Judith Butler y que han causado problemas que hoy sufrimos de forma terrible.

En el 40 aniversario de su fallecimiento, la Fundación Disenso presenta un artículo firmado por el profesor y escritor David Cerdá que hace un recorrido por el legado intelectual de Foucault, uno de los principales referentes de la actual ideología woke.